jueves, 27 de octubre de 2011

Las letras...

Qué insolente es mi mano cuando escribe
alguna vez,
quisiera embadurnar sobre la hoja
mentiras puras y encantadoras
que supieron sobrevivírle al tiempo verdadero...
Tengo una falla biológica y bastante notoria
no hé podido narrar desde hace siglos
sino, todo lo que siento,
quizás un día
comprenda la intuición cizañera de mi mente
y logre construir un verso prólijo, digno
y obtenga los aplausos
que jamás han de interesarme...
No he recibido educación, por ende,
no cuelgo ningún certificado que lo reafirme
asi como tampoco mi cuello, es un cordel para medallas...

Es habitual en mí,
terminar siempre siendo un antónimo de reglas
he de ahí, que las voces me huyen, las reflexiones me temen
y la verdad me grita " extremista incorregible"...
Entónces me abstraigo de todo y todos,
me narro el alma como nadie me conoce, como un drogadícto
que no ve ní oye más nada que su propio mundo...
Nunca he sido un sinónimo de poeta
a esa palabra, en mi demencia, se la respeta como a los padres.
Un poeta escribe desde el principio hasta el final
una obra impecable, se deja llevar por todo,
sigue un orden correlativo en lo que expresa...
Yo no tengo ese entrenamiento
soy como un rock and roll en curda que baila con un macho tango
mi letra es como un acertijo destiñiéndose bajo el agua
no mejora como el tiempo, no me tiene lástima,
con autoridad me carcome los huesos del puño
me escupe el vocabulario cada vez que intento trampearle...
Mi letra no es de poeta, mi letra vuela y se pierde en el anónimato
y nunca regresa, a menos que alguien me advierta
que como un pájaro vió volar desde mi pecho una hoja con letra...

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